En términos budistas, la Atención Plena (Sati) es uno de los siete factores para alcanzar el despertar; constituye el sexto elemento del Noble Óctuple Sendero, el camino que conduce al cese de la insatisfacción y el sufrimiento; y forma parte del grupo de las cinco facultades o indriyas. En este contexto Sati es referido como samma-sati, es decir como recta atención, correcta atención, subrayando el hecho de que no se trata tan sólo de estar simplemente atentos a los eventos y aconteceres de nuestra experiencia, sino hacerlo, además, en la forma adecuada, en la forma correcta, que es aquella que conduce a liberar la mente de los obstáculos, obstrucciones y limitaciones que nos impiden vivir con plenitud y autenticidad, y que pueden perturbar nuestra natural disposición a experimentar calma, tranquilidad, paz y serenidad aún en medio de la vorágine de nuestras complicadas existencias.
Los textos clásicos del Canon Pali que tratan exhaustivamente esta habilidad son el Satipatthana Sutta, el Mahasatipatthana Sutta y el Anapanasati Sutta. En los dos primeros se establecen los cuatro fundamentos de la atención; en el tercero se exponen las indicaciones necesarias para llevar la atención al libre fluir de la respiración. Sati aparece vinculado una y otra vez al término sampajanna, un concepto con múltiples posibles interpretaciones, del que nosotros reseñamos la idea de ‘clara comprensión’.
Desde la perspectiva budista theravada la correcta aplicación de Sati debería ayudarnos a comprender e identificar en cada aspecto de la existencia las tres características fundamentales: la impermanencia, la insatisfactoriedad y la ausencia de entidad o sustancia permanente.
En la literatura budista algunas de las características de Sati incorporan conceptos como recordar, remarcando la idea de traer a la mente cualidades sanas o insanas, para distinguir cuáles son beneficiosas y cuáles no lo son. Términos asociados a Sati que ayudan a ilustrar su naturaleza son: recuerdo, memoria, rememoración, tener en cuenta, ausencia de olvido, ausencia de fluctuación (apilapanata). Todo ello en un contexto ético en el que se busca la superación de la codicia, el odio y la confusión.
Este componente ético incorporado en el tipo de atención y observación que implica Sati, tiene que ver con el hecho de que al mantener viva la intención de ‘recordar’ lo que estamos haciendo «aquellos actos, palabras y pensamientos propios motivados por la codicia, el odio y el engaño serán imposibles para usted» (R. Gethin).
Sati trata también de vigilar y permanecer alerta frente a los estímulos que llegan a la puerta de los sentidos, de manera que no impacten negativamente sobre nosotros por encontrarnos ausentes o distraídos. Es decir, presencia mental para no permitir que percepciones, sensaciones, emociones, pensamientos, etc. dominen y arraiguen en nuestra mente.
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El poder de la meditación por Alan Wallace, extracto del libro con el mismo título.
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